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Implíquese con los demás

¿Por qué las relaciones sociales influyen en la salud, la enfermedad y la longevidad?
La cuestión no está, ni mucho menos, clara. Se plantean dos hipótesis fundamentales: instrumental y el estrés.

La hipótesis instrumental postula que los amigos –como la familia- pueden tener una importante influencia positiva en comportamientos relativos a la salud (estilos de vida como no fumar, hacer ejercicio físico, tener una dieta equilibrada, como se explica en Cuide su cuerpo) y tienen también efecto sobre el estado de ánimo, factores que ayudan a fortalecer la salud.

La hipótesis del estrés sostiene que las relaciones sociales suponen un filtro para el estrés que, como se sabe, es un factor de vulnerabilidad a la enfermedad (ver Sea feliz). Lo importante es que, sea cual fuere la razón por la que actúan, amplias relaciones sociales aparecen como altamente positivas.
¿A qué se llama red social?
Las relaciones sociales ocurren porque el individuo cuenta con los miembros de la familia y con un conjunto de amigos y conocidos que brindan una estructura básica para que ocurran esas relaciones.

Por tanto, la red social incluye no solo a los amigos sino también a la familia.

Sabemos que el número de personas que los españoles dedican a las relaciones sociales es muy alto (entre 45 y 55 minutos diarios) pero la variabilidad es enorme e igual ocurre con el número de personas que componen la red social, en nuestros datos sobre ELEA (muestra de entre 55 y 75 años; Fernández-Ballesteros et al, 2007), encontramos un máximo de red social de 300 y un mínimo de 0, siendo la media de 20 individuos (Mediana=13; Moda=11).
¿A qué se llama apoyo social? ¿Lo que se recibe o lo que se da?
Las relaciones interpersonales tienen distintas funciones: afectivas (por ejemplo, simplemente estar juntos) o instrumentales (por ejemplo, acompañar al médico); ambas funciones se consideran como apoyo social.

Pero el apoyo no solo se puede recibir sino que también se brinda a los demás; en otras palabras, las personas mayores reciben ayuda y dan ayuda.

En nuestros datos de ELEA existe una muy escasa variabilidad, las personas mayores informan recibir apoyo de, aproximadamente, 5 personas (Moda=5; Media=4,32) e informan también de dar apoyo (acompañar, aconsejar, hacer gestiones, etc.) en torno a 3 personas (con una variabilidad de entre 0 y 5).

En definitiva, como describimos en la Familia, las personas mayores no solo son solicitantes de apoyo y cuidado sino que, también, brindan, ofrecen y dan apoyo y cuidado.
Proximidad de la red interpersonal
Las relaciones interpersonales pueden jerarquizarse en función de la proximidad para el individuo de los componentes de la red; es pues una característica subjetiva.

Así, llamamos proximidad a la importancia que tiene para el individuo las personas de su red.

Antonucci ha trabajado este concepto de cercanía/proximidad de las personas de la red social, estableciendo tres grados de proximidad:

1) personas tan próximas que resulta difícil imaginarse la vida sin ellas;
2) personas menos importantes que las anteriores pero que siguen estando muy próximas al individuo, y, finalmente,
3) personas de menor proximidad pero que mantienen su importancia para el individuo.
A estos 3 grados o niveles de proximidad parece conveniente añadirle un cuarto nivel formado por:
4) personas que tienen con el individuo un contacto periférico pero que brindan un apoyo instrumental (por ejemplo, la persona que nos despacha el pan cada día con amabilidad y con el cual charlamos unos minutos…)

¿Desea averiguar cuántos individuos constituyen su red interpersonal según su proximidad?
Cumplimente el test, basado en el trabajo de Antonucci y modificado por Fermández-Ballesteros. En él podrá encontrar tres círculos concéntricos alrededor de “YO”, pretenden significar los tres niveles propuestos por Antonucci sobre las personas importantes para Vd. y su grado de proximidad a Vd.

Encontrará también cuatro listas, las tres primeras se han habilitado para que escriba los nombres de las personas que forman su red (“mi padre”, “mi amigo Luis”, “mi primo Juan”, “mi vecina).

La cuarta lista corresponde a aquellas personas de menor proximidad pero que Vd. considera que tienen una posición en su red (si no conoce su nombre, puede anotar en ella la función que ejercen, por ejemplo, “el conductor de autobús”). Al final obtendrá una puntuación de cada uno de los círculos/listas y una puntuación total de su red de apoyo. (ABRA EL SIGUIENTE ARCHIVO)
Frecuencia de contactos con los amigos y conocidos.
Cuántas veces se encuentra con los amigos es una pregunta muy relevante en cualquier estudio sobre relaciones sociales.

Vivimos en un país Mediterráneo, en el que el contacto social es una característica cultural importante. En nuestros datos procedentes del Estudio Longitudinal sobre Envejecimiento activo (ELEA), cerca del ocho de cada diez personas informa tener uno o más contactos semanales con amigos importantes y cuatro de cada diez informa que los contactos son diarios.

Satisfacción con las relaciones interpersonales.
El parámetro por excelencia de las relaciones sociales no está en la frecuencia de los contactos, ni en la amplitud de la red sino en la satisfacción que las relaciones producen.

En datos del IMSERSO en 2006 (y así mismo, en nuestros datos), nueve de cada diez personas mayores informan estar muy o bastante satisfechas con las relaciones con sus amigo/as.

Sin embargo, esto no es obstáculo para que, aproximadamente, un 15% de personas mayores de 65 años se sientan solas y un 20% tristes.
Los mitos en tornos a las relaciones interpersonales
Un estereotipo muy común es pensar que las personas mayores no tienen amigos y mantienen una red social muy reducida.

Ello no parece estar contrastado mediante la investigación; pero, lo que sí es cierto es que la red social cambia a lo largo de la vida: durante las dos primeras décadas, existe un número mayor en la red (las típicas pandillas) que, a lo largo de la tercera década de la vida, va disminuyendo al tiempo que se incrementan las de mayor proximidad.

Esta es, al menos, la teoría de Carstensen sobre selección socio-emocional desde la que se postula que, según el tiempo por vivir se reduce, las personas se vuelven más selectivas en sus objetivos invirtiendo su energía más en aspectos socio-afectivos que cognitivo-instrumentales y focalizando información positiva más que negativa (llamándolo “efecto de positividad”, explicada en Sea feliz).

Esto llevaría a las personas mayores a focalizar su atención en las personas más próximas de las que reciben más afecto. Finalmente, existe evidencia de que a partir de los 80 años se produce una disminución en la red asociada a una reducción de la autonomía.

Claves para mejorar las relaciones interpersonales
Las habilidades interpersonales constituyen un conjunto de comportamientos complejos que se aprenden a lo largo de la vida y que, siempre, se pueden mejorar.

No obstante, su mejora requiere el trabajo de un experto que guíe en esos aprendizajes. En la Bibliografía adjunta se puede encontrar material de lectura y reflexión.
Aquí vamos a ofrecer, tan solo, algunas claves que tal vez puedan ayudar.

La relación interpersonal requiere mantener una comunicación Fluida, Empática, y que, si surgen Conflictos, sea capaz de resolverlos. Vamos a presentar la estrategia FEC:

1. Comuníquese Fluidamente:
a. Emita su mensaje despacio, con un tono de voz audible, sin gritar;
b. Sea breve (no cuente “batallitas”), no repetitivo, haga pausas, para saber si el otro está siguiendo su mensaje;
c. Solicite aclaraciones (“no sí si queda claro”) o (“¿qué quieres decir?”), para saber si el otro ha comprendido su mensaje;
d. No interrumpa, espere a que el otro concluya lo que quiere decir
e. Escuche la argumentación del otro y, mientras tanto, no rebata (ni siquiera mentalmente) lo que está diciendo.
f. Si lo considera necesario Repita lo que entendió (¿”quieres decir que…?”)
g. Si es procedente, exprese verbal y gestualmente sus emociones.

2. Sea Empático:
a. Sea respetuoso,
b. Muéstrese “sintónico”, trate de imaginar e identificarse con lo que siente su interlocutor. Exprese esa sintonía afectiva con su rostro y su cuerpo.
c. Póngase en el lugar del otro, trate de entender lo que dice, las razones que esgrime, además de lo que siente.
d. Ayúdese con frases como “si yo fuera tú”, “si me pusiera en tu lugar”.
e. También puede hacerlo “mentalmente”; asuma el papel de su interlocutor/a poniéndose en su lugar.
f. Exprese gestualmente su actitud de escucha, comprensión y respeto (su mirada en el otro, su actitud física de escucha, si es procedente, su contacto físico, no le interrumpa!).

3. Si surge el conflicto, Resuélvalo:
a. Exprese claramente su visión de la situación conflictiva.
b. Escuche el punto de vista del otro
c. Sea capaz de expresar sus emociones, tanto positivas como negativas.
d. No se “enroque” en sus argumentos, trate de entender los argumentos del otro.
e. Hable claramente de sus temores.
f. Generalmente, las cosas no son blancas o negras, trate de llegar a acuerdos consiguiendo soluciones de compromiso
g. Es posible que el conflicto percibido no sea tal, reconózcalo, acepte sus errores.

Bibliografía
Gil Rodríguez, F., León Rubio, J.M. y Jarana Expósito, L. (1995). Habilidades sociales y salud. Madrid: Pirámide.
Iñiguez, J. (2002). Como mejorar las relaciones humanas. En Vivir con Vitalidad®. Tomo 4 Madrid: Pirámide.
Otero, A. et al. (2006) Las relaciones sociales y la salud Madrid: Fundación BBVA.
Roca Villanueva, E (2005). Como mejorar tus habilidades sociales. ACDE Ediciones