Loading

Implíquese con los demás

La amenza de la participación
La teoría de la desvinculación está implícita en gran parte de las acciones sociales que pretenden proteger al individuo mayor.

La teoría de la desvinculación establece que llegada una cierta edad el individuo, puesto que va a morir, debe desvincularse del mundo entorno y, por tanto, la sociedad debe ayudarle en esa desvinculación.

La jubilación obligatoria es un buen exponente de cómo la sociedad ayuda en ese proceso de desvinculación aunque el individuo no quiera jubilarse.

Sin embargo, en la actualidad, cuando a una persona se la jubila, aún le quedan 15 o 20 años por vivir; en definitiva, la jubilación es una desvinculación prematura y la sociedad pierde, en una cierta medida, el extraordinario capital que representan sus trabajadores mayores que tienen una gran experiencia y ganas de seguir trabajando, produciendo y transmitiendo.

En contraposición está la teoría de la actividad que postula el planteamiento opuesto.

La teoría de la actividad -base del envejecimiento activo- que el declive del funcionamiento físico y cognitivo y otros aspectos negativos que el envejecimiento conlleva proceden, en gran medida, del papel de desvinculador que la sociedad ejerce y, así mismo, la aceptación de ese papel que el individuo acepta asumiendo un rol de incapacidad (ver Cuide su mente).

En definitiva, la sociedad, en lugar de valorar el trabajo de las personas mayores las jubila considerando que son “clases pasivas” y, con ello, impidiendo a la persona trabajar (aunque lo desee y esté capacitado para ello).

Existe un mensaje de doble vínculo sacralizado por organizaciones nacionales e internacionales que dicen promocionar la participación de las personas mayores al tiempo que impiden su participación y contribución mediante trabajo remunerado.
¿Por qué es importante la participación?
Como ya se ha señalado en los anteriores epígrafes, en el caso de las relaciones familiares y las redes de apoyo social, la participación está fuertemente asociada a la salud, la supervivencia y la longevidad y esa es la razón por la que son condiciones para un buen envejecimiento.

No obstante, conviene dejar bien sentado que está asociación no quiere decir causación dado que pudiera implicar una causación inversa, a saber, que las personas más saludables son las que participan más y no que la participación determina una buena salud y todo lo que ésta conlleva.
¿A qué se llama participación social?
La mayor parte de autores considera participación a la implicación de la persona en las siguientes actividades u organizaciones (ver IMSERSO, 2006):
1) movimientos asociativos
2) voluntariado
3) actividad política
4) educación permanente
5) ocio y tiempo libre.

Veamos cual es, cuantitativamente, el nivel de participación en todos esos ámbitos, lo que se puede consultarse directamente en la monografía preparada por el IMSERSO (2008) La participación de las personas mayores en España.

En qué medida las personas mayores participan en movimientos asociativos.

La participación en asociaciones (hogares y clubs para jubilados, asociaciones de mayores, asociaciones sindicales, etc.) es más alta que la de la población general, casi la mitad de las personas mayores pertenece a alguna asociación, esencialmente, asociaciones de mayores.

Conviene resaltar que esta es una participación esencialmente masculina y que la mujer mayor parece ausente de la mayor parte de los cargos directivos de las asociaciones.

Las personas mayores están involucradas en acciones solidarias y movimientos de voluntariado.

Sabemos que las personas mayores están involucradas en acciones solidarias en mayor medida que la población general, por ejemplo, el 50% de estas personas mayores han realizado alguna vez donaciones.

Sin embargo, si nos referimos al voluntariado, los datos son muy variables dependiendo de la fuente; por ejemplo, el Informe IMSERSO sobre participación estima que el 22% de personas mayores de 65 realizan actividades de voluntariado 10 puntos por encima de las realizadas por la población general dedicando en promedio 1 hora y 37 minutos a estas labores.

Estos datos concuerdan con nuestros propios resultados del Estudio ELEA (Estudio Longitudinal sobre Envejecimiento Activo) pero no son coincidentes con estudios europeos en los que el porcentaje de personas involucradas en tareas de voluntariado es de un 12, 3% y en los que podemos examinar comparaciones con otros países entre los que España cuenta con una participación promedio.


Las personas mayores, en España, realizan menos actividades de voluntariado que en otros países Europeos.

Así, como podemos ver del estudio SHARE http://www.imsersomayores.csic.es/documentacion/biblioteca/registro.htm?id=51466en donde se observa el mapa coloreado en función del voluntariado en países Europeo, España se encuentra entre los países mediterráneos (junto a Italia y Grecia) en los que menos actividades de voluntariado realizan las personas mayores (entre un 2 y un 7%) Mucha más indagación requiere este tema.

CONCLUSIÓN: las personas mayores en España participan esencialmente a través de sus propias asociaciones y , aproximadamente 1 de cada 5 personas mayores realiza tareas de voluntariado.
¿Participan las personas mayores en decisiones políticas?
La edad conlleva, necesariamente, experiencia; y la experiencia suele ser una buena consejera de decisiones sabias… Pero los resultados no pueden ser más negativos (relativos a 2006): a pesar de que las personas mayores de 65 años suponen, aproximadamente, un 18% de la población española su presencia en el gobierno del Estado no va más allá de un 6,3%, es nula en las presidencias de los gobiernos regionales y es muy baja en los gobiernos locales.

En el Congreso de los Diputados solo el 4,6% de sus miembros alcanza los 65 años y en el Senado es de un 8,9% siendo su presencia nula en los puestos de representación de ambas instituciones.

Cabe concluir diciendo que las personas mayores están discriminadas en función de la edad en su participación política y que, con ello, las decisiones que se asuman no cuentan con el capital humano que aporta la experiencia.

La participación en la formación continua, ¿alcanza a los mayores?
Hasta hace relativamente poco tiempo, la formación terminaba en la tercera década de la vida y aún las generaciones que, hoy por hoy, conforman el grupo de edad mayor de 65 años y que se tuvieron escasas oportunidades educativas ya que todas ellas nacieron mucho antes de que en España, en 1970, se estableciera la obligatoriedad de la educación primaria y, aún más tarde, la secundaria. Incluso, un alto porcentaje de personas pertenecientes a la generación de la postguerra y anteriores tuvieron dificultades para acceder a la Universidad o incluso, un alto porcentaje no tuvo acceso a los estudios primarios y secundarios y podrían reivindicar (¿?) ese derecho que han conseguido para sus hijos y nietos.

¿Cuántas personas mayores se benefician de los Programas Universitarios para Mayores?

Actualmente, el desarrollo de la educación y de la ciencia exige de cualquier persona una formación continua; de hecho, la Unión Europea plantea el aprendizaje a lo largo de la vida como la característica distintiva de la formación superior.

Con base en esta importante directriz educativa han ido desarrollándose programas de formación en Universidades y otros centros educativos, dirigidas a las personas mayores. En datos del Informe sobre participación de las personas mayores en España (2006) el porcentaje de matriculados/as en las universidades españolas no llega al 1% (frente al 13,7% de la población general) y la participación de mayores de 55 años en los Programas Universitarios para Mayores es del 0,18%.

En resumen, muy pocas personas mayores acceden a los estudios universitarios y participan de la formación continua.
Las Nuevas Tecnologías y los mayores
Las nuevas tecnologías (TIC) son un recurso de comunicación y conocimiento extraordinario, ¿en qué medida las personas mayores participan de ello?

El aprendizaje de las nuevas tecnologías es un área de enorme importancia para la participación y, puesto que los TIC se han desarrollado en la edad adulta de las actuales personas mayores, su incorporación y manejo es de extraordinaria importancia.

Sin embargo, solo 1 de cada 10 personas mayores de 65 utiliza ordenador (frente a la población general, que es de un 61%), el uso de Internet llega a un 5% (mientras que su acceso, en la población general, es del 50%) y solo el teléfono móvil es utilizado por 5 de cada 10 personas mayores.

En definitiva, se requieren muchos más esfuerzos por parte de las acciones públicas para abrir el mundo de las TIC a los mayores actuales y las mismas personas mayores deben concienciarse de su importancia.
La participación en el ocio y el tiempo libre
Como era de esperar, es en el ocio y el tiempo libre donde existen más niveles de participación de las personas mayores, aunque tampoco en este ámbito su participación es superior a las de la población general en la mayor parte de las áreas culturales (asistir a conferencias, actos culturales, visitas a museos, bibliotecas, cine y teatro) y algo semejante ocurre con los espectáculos deportivos; las personas mayores asisten en menor proporción que lo hace la población general.

En resumen, la participación en actividades culturales y deportivas disminuye con la edad. Solo la práctica religiosa está asociada positivamente con la edad, casi 5 de cada 10 personas mayores de 65 años acude semanalmente a servicios religiosos.
La productividad de las personas mayores en el seno de sus familias
El panorama que brinda los apartados anteriores no presenta una imagen completa de la participación de las personas mayores en el mundo social. Cabría preguntarse: pero, ¿qué es lo que hacen?

La respuesta pasa por recordar que España es un país latino y mediterráneo en el que el hogar y la familia tienen una importancia capital (al menos, para las generaciones actuales de mayores). Hemos de recordar el trabajo que comentábamos en el epígrafe dedicado a La familia (ver La familia.

sobre la productividad de los mayores, extraído de nuestro Estudio Longitudinal sobre Envejecimiento Activo (ELEA; Fernández-Ballesteros et al., 2011) realizado en una muestra de cuatrocientas cincuenta y ocho personas mayores de entre 55 y 75 años no dependientes.

En ese estudio se preguntaba por el tiempo invertido (diario, semanal, mensual o anual) en siete actividades de las cuales seis estaban dedicadas al cuidado de miembros de la familia (cuidado de niños, cuidado de adultos, arreglo de la casa, pequeñas reparaciones y hobbies, gestiones, compras y actividad de voluntariado); pues bien, en resumen, en promedio las mujeres dedicaban, aproximadamente, siete horas y los hombres cinco a esos tipos de actividad. Al contabilizar a bajo costo las horas invertidas en el trabajo no remunerado la contribución de las personas entre 55 y 75 años (no dependientes) puede estimarse en 106 mil millones de Euros anuales.

En resumen, las personas mayores en España participan y lo hacen, en gran medida, a través del apoyo a la familia.
Conclusiones sobre la participación social
A través de este relato sobre la participación de las personas mayores y su implicación en la sociedad hemos podido apreciar que a pesar de que existen políticas públicas que estimulan la participación ésta no es muy alta en casi ninguna de las facetas de la actividad social del individuo.

Es más, podríamos decir que existe edadismo (discriminación en función de la edad) , al menos, por lo que se refiere a la participación en la política y que existe un planteamiento de aparheid (lo contrario que se trata de incentivar con las políticas de participación intergeneracional) en la participación a través de asociaciones y de voluntariado y en gran parte de la participación deportiva y cultural.

Sin embargo, la participación social de las personas mayores es extraordinaria si consideramos su contribución a la familia y no solo por el cómputo económico que arroja sino porque son los mayores los que transmiten a las nuevas generaciones valores esenciales, nuestra historia y nuestra cultura.
Claves para incrementar la participación social
Sin género de duda, la participación social está asociada al envejecimiento activo, la salud y el bienestar.

Cabe plantearse, en qué medida se desea participar a través de cualquiera de los cauces de participación de los que aquí se han tratado.

A continuación se presentan direcciones en INTERNET donde puede encontrarse un listado de recursos sociales, asociaciones, voluntariado y formación continua:

Recursos sociales: http://www.imsersomayores.csic.es/recursos/index.html
Asociaciones http://www.imsersomayores.csic.es/enlaces/resultado.htm?cad=ASOCIACIONES
Voluntariado:
http://www.imsersomayores.csic.es/recursos/programas/resultadoavanzado.htm?parametros=%5B*VACIO*%2C+CA%2C+ALGUNA%2C+AND%2C+*VACIO*%2C+CA%2C+ALGUNA%2C+AND%2C+9%2C+*VACIO*%2C+CA%2C+ASC%5D
Formación continua
http://www.imsersomayores.csic.es/buscador.html?cx=010756904267683632094%3Aobhi37_4zfu&cof=FORID%3A11&ie=ISO-8859-1&q= Universidades+de+mayores&sa=Buscar&siteurl=
http://www.aepumayores.org/

EVALUACIÓN DE SUS PROGRESOS
Sugerimos que, sí decide seguir nuestras CLAVES PARA LA MEJORA, valore Vd. sus progresos mediante la auto-administración de:
-“Mis relaciones”
-“Qué tal es su implicación social”

Bibliografía
Bazo, M.T. (1996). Aportaciones de las personas mayores a la sociedad: análisis sociológico. REIS 73/96.
Fernández-Ballesteros, R. (2009). Jubilación y salud. Humanitas, 37, Monográfico.
Fernández-Ballesteros, R., Zamarrón, M.D., Díez-Nicolás, J. Molina, M.A., López, L.D. y Schettini, R. (2011). The productivity in old age. Research on Ageing, 33, 205-223.
Gil Calvo, M. (2003). El poder gris. Una nueva forma de entender la vejez. Mondadori.
IMSERSO (2008). La participación social de las personas mayores. Colección estudios. Madrid: Instituto de Mayores y Servicios Sociales.
López-Bravo, M.D. (2002). Ocio y tiempo libre. En R.Fernández-Ballesteros (Dir.) Vivir con Vitalidad Tomo IV. Madrid: Pirámide.
Perez, L. (2006). Actividades, actitudes y valores. En Las personas mayores en España. Informe 2006. Madrid: IMSERSO.